viernes, 9 de mayo de 2014

ALTAS CAPACIDADES: ¿MANEJÁNDOSE ENTRE EXTREMOS?

En medio de la reflexión acerca de las dificultades en el reconocimiento de las altas capacidades por parte de ciertos colectivos, así como de las "dudas" que en ocasiones se generan incluso dentro de las propias familias, no hace demasiados días me encontré manteniendo una conversación que pienso que me puso en camino de alguna aportación a este respecto.
Una persona hablaba de lo curioso que resulta la enorme destreza musical que tiene un niño tocando el piano a la edad de 6 años, pero por otra parte, en el terreno de desarrollo motriz no era precisamente habilidoso.
Esa puede ser una de las grandes paradojas que tendemos a encontrarnos en las altas capacidades: un potencial asombroso en un aspecto determinado del desarrollo, pero al mismo tiempo, y en una faceta similar, se muestra escasa habilidad.
Esto pienso que suele resultar bastante común y en cierta manera también curioso: la forma en la que parece que nos manejamos entre extremos en lo referente a una determinada capacidad: o desarrollamos la habilidad extraordinariamente bien, o por contra, extraordinariamente.... mal.

Han venido a mi recuerdo algunas de estas cuestiones paradójicas que quisiera compartir:

1. La anteriormente mencionada: en lo referente a la motricidad, se muestran más bien torpes (tanto en la fina, escribiendo, como en la motricidad gruesa, saltando o corriendo) pero al mismo tiempo son capaces de desarrollar esa misma habilidad de manera brillante en determinadas tareas, como tocar un instrumento musical (para lo cual, obviamente se necesita un cierto grado de desarrollo motriz fino, así como un gran sentido del ritmo) o como dibujar desplegando todo su talento artístico.

2. En prácticamente todos los "listados" de características, nos encontramos un punto común: "gran capacidad memorística desarrollada incluso en edades muy tempranas, antes de la primera infancia".... lo cual, aquellas personas que convivimos de alguna forma con las altas capacidades, podemos dar buena fe de cómo incluso a los 2 años (o antes), recuerdan eventos, personas e incluso situaciones de una manera sublime.
Sin embargo, por otro lado, también tendemos a encontrarnos con la misma frecuencia la otra cara de la moneda: los despistes. No sé cuántas veces habré dicho a alguno de mis hijos que pregunta por su chaqueta que simplemente, si se da lal vuelta, la tiene justo detrás.... y cuando se gira ¡¡sigue sin verla!!

3. En cuanto a la capacidad de organización, me encuentro también una gran paradoja: ¿cómo es posible que una persona que dentro de su cabeza tiene organizada la información de tal forma que no se le pasa un sólo detalle, tenga su habitación hecha un auténtico caos??
Tiendo a distinguir en este caso entre "organización" mental" y "organización física" o también solemos hablar de caos organizado, especialmente cuando le decíamos a nuestra madre aquello de "¡no me ordenes nada, que luego no encuentro lo que busco!".
Pero seamos realistas (porque en este grupo paradójico he de incluirme personalmente): la habitación parece una auténtica leonera, y cuando por fin la ordenamos, se siente un elevado grado de satisfacción... y las cosas que buscamos se encuentran más fácilmente ;-)

4. En lo referente a la capacidad de atención, quizá es lo que tiende a causar mayor sensación de asombro e incluso estupefacción en el observador externo: aquello sobre lo que se centra el interés, hace que se atienda al más mínimo detalle que pueda poner en la pista de una mayor comprensión global del fenómeno, o lo que es lo mismo: como haya un tema que en un momento determinado resulte de interés, se podrían pasar horas e incluso días observando, reflexionando, informándose... en definitiva, mostrando la máxima atención para nutrirse al máximo de aquel tema que le resulta fascinante.
Pero con la misma intensidad que viene... un día simplemente se va y ya no es capaz de atender a aquello que el mes pasado copaba todo su interés.
A este respecto además, nos encontramos con otra cuestión más paradójica aún: lo que llamamos la tendencia a la dispersión. Es decir, hay momentos en los que por mucho empeño que se ponga, no se es capaz de centrar la atención sobre ello.... lo cual no deja de suponer un cierto hándicap especialmente cuando la maestra está explicando en el aula un tema importante de "conocimiento del medio" o cuando al día siguiente se tiene un examen sobre esta materia en concreto.

Es por ello, que pienso que quizá uno de los grandes prejuicios que debamos desterrar es el de esperar vislumbrar la perfección en aquellas personas con altas capacidades.
Una vez más, la vida real nos puede poner en el camino de algo que se acerca sustancialmente más a la realidad: una misma característica, dependiendo del contexto, podrá tornarse una gran virtud... o un gran defecto a gestionar.
Y cuando estamos hablando de un grado significativamente más elevado, obviamente, este tipo de cuestiones, si no nos esforzamos por comprenderlas pueden aparecer a la vista ajena como grandes paradojas.

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